domingo, 2 de agosto de 2020

Pokeserie mundo misterioso: territorios de unión capítulo 1: introducción.

Kain despertaba aturdido en medio de un bosque sin saber qué hacía ahí. No recordaba lo que estaba haciendo, solo recordaba su nombre. Al mirar hacia abajo, se dio cuenta de que no tenía dos piernas sino cuatro patitas de color café. Rápidamente se fue a un pequeño lago para ver su reflejo y ahí se dio cuenta de que se había transformado en un pequeño eevee.

No entendía que estaba pasando, pues él sabía que era un ser humano y no entendía el por qué se había transformado en un pokémon. Todo  Es por eso que se fue a buscar ayuda a algún lugar. Le daba igual en donde fuera, solo quería respuestas para lo que estaba ocurriendo.

Por el camino se iba encontrando a distintos pokémon, algunos caminaban juntos, otros combatían en lo que parecían ser territorios preparados para los combates. También hubo algo que llamó la atención del pequeño Kain y eso era a un grupo de pokémon que iban juntos con unas bolsas y pañuelos atados al cuello que se dirigían a algún lugar.

- Mirad, ahí van el equipo Brave, seguro que van a rescatar a un pokémon o a por un tesoro –dijo pichu ilusionado.

- Son tan guays, ojalá ser como ellos –dijo un pachirisu ilusionado también.

- Ya ves, cuando seamos grandes nos uniremos al pokegremio en donde se formaron ellos y nos volveremos famosos –dijo el pichu saltando de alegría.

- Si, juntos seremos invencibles –dijo el pachirisu saltando junto a su amigo.

Kain miraba a esos dos niños con una sonrisa en el rostro pues se veían muy tiernos. Aunque bueno, de seguro que tendrían la misma edad que él, diez años. Total, que siguió su camino para encontrar ayuda en algún lugar. Tras un rato, encontró una pequeña aldea a la que corrió en busca de ayuda.

Allí encontró a una Roselia que, al ver al pequeño, se le acercó preocupada.

- Pequeño Eevee, ¿qué te ocurrió? –dijo la Roselia alrerada.

- Señorita, verá, es que necesito ayuda, no sé cómo he acabado en este mundo, no tengo recuerdos de nada y no sé cómo acabé transformado en un pokémon –relató Kain.

- Oh, entiendo, así que tú eres uno de esos seres humanos, ¿cierto? –dijo la pokémon algo más relajada.

- Así es –asintió Kain.

- Bueno, te puedo recomendar ir al puesto de Alakazam, él quizás te pueda ayudar más que yo –le dijo la roselia señalando una tienda que parecía algo misteriosa.

Kain, con algo de temor, se dirigió a esa tienda no sin antes agradecer a aquella pokémon. Cuando entró en la tienda, el alakazam le dio la bienvenida.

- Hola señor, me llamo Kain y venía a pedirle ayuda –dijo Kain algo tímido.

- Lo sé, siéntate pequeño –dijo el Alakazam.

El pequeño Kain obedeció y se sentó en un cojín que había enfrente del Alakazam.

- Bueno, cuéntame, ¿qué te paso exactamente? –preguntó el Alakazam.

- Verá, no sé cómo ni el por qué desperté sin recuerdos y transformé en un eevee –dijo Kain.

El Alakazam se quedó pensativo durante un largo rato y después dijo:

- Bueno, parece ser que esto no fue por causas naturales, pero no sé con exactitud cómo ocurrió todo eso. Mientras investigo todo esto, es mejor que te vayas buscando la vida de alguna forma.

- ¿Y cómo lo hago? Tengo solamente 10 años y no creo que nadie acepte a un niño pequeño en ningún trabajo –dijo Kain algo nervioso.

- No te preocupes pequeño, hay un pokegremio de exploradores que acepta a niños de 10 años para que trabajen ahí. Puedes probar suerte en el pokegremio Likua –dijo el Alakazam dándole un folleto donde se publicitaba el pokegremio.

Kain miraba el panfleto algo dudoso, pero al final aceptó en inscribirse porque no le quedaba de otra.

- Perfecto, entonces, mi hija te acompañará hasta ese lugar. Sakura, ¿puedes venir por favor? –dijo el Alakazam mirando hacia una puerta que estaba detrás suyo.

Ahí apareció una gardevoir que parecía tener 16 años muy linda.

- Hija, este pequeño necesita que lo acompañes al pokegremio Likua, ¿podrías hacerlo por mí? –preguntó el alakazam.

- Por supuesto padre. Además, así aprovecho y salgo y me compro mis cosas y ese sitio me pilla de camino –dijo la gardevoir sonriendo. –Vamos pequeño eevee.

Kain asintió y se despidió del alakazam para, seguidamente, irse con la gardevoir.

- Por cierto Sakura, ¿qué es eso de un pokegremio? –preguntó Kain algo confundido.

- Verás, es un lugar en donde van a hacer misiones como rescatar gente, encontrar objetos, entre otras cosas. Además, también se dedican a explorar territorios para investigar si tienen algún tesoro –dijo Sakura.

- Ostras, es interesante –dijo Kain.

- Si, la verdad. Además, he oído que ese pokegremio es bastante bueno para volverse un buen explorador, así que seguro que te vuelves uno fuerte en seguida –dijo Sakura acariciando la cabecita del pequeño eevee.

Kain se sonrojó un poco, pero se le pasó enseguida. Tras un rato caminando, llegaron al pokegremio. Sakura acompañó hasta la entrada a Kain y, tras eso, se despidieron y cada uno siguió su camino. Kain, con algo de miedo, entró en el pokegremio. Este era enorme y había muchos pokémon que hablaban entre ellos.

El pequeño pokémon miraba todo sorprendido, nunca vio un ligar tan bonito. De repente, un Inteleon bastante apuesto se le acercó.

- Hola pequeño Eevee, ¿deseas algo? –dijo el Inteleon agachándose para estar a la altura de Kain.

- Verá, quiero unirme a este pokegremio –dijo Kain con algo de vergüenza.

- Perfecto, acompáñame –dijo el Inteleon indicándole que le acompañara.

Kain obedeció y siguió a aquél pokémon. Tras bajar unos cuantos pisos, llegaron a una zona en donde se encontraba un Lucario que se notaba que era bastante poderoso.

- Hola pequeño Eevee, soy Cristian y soy el jefe de este pokegremio –dijo el Lucario levantándose para acercarse a Kain.

- Hola, encantado señor Cristian, Yo soy Kain –dijo este haciendo una reverencia.

- Bueno, me imagino que quieres unirte al pokegremio, ¿verdad? –preguntó Cristian.

- Si, me quiero unir –dijo Kain.

- Entendido, solo tienes que rellenar este formulario y ya te habrás inscrito –dijo el lucario poniendo delante del eevee.

Kain comenzó a rellenar el formulario, poniendo su nombre, su especie, su edad y demás cosas. Cuando terminó, Kain entregó el papel a Cristian.

- Perfecto, por cierto, ¿qué hace un niño de 10 años queriendo trabajar aquí? –preguntó Cristian curioso.

- Pues verá, sé que suena a locura, pero yo era un humano, pero no sé el por qué acabé aquí sin recuerdo ni nada. Solo recuerdo mi nombre y que era un humano –explicó Kain.

- Entiendo, ¿sabes qué? Tu historia es parecida a la mía –dijo Cristian sonriendo.

- ¿En serio? –Exclamó Kain sorprendido.

- Si, sé que es sorprendente, pero es así. Si quieres, te cuento mi historia –dijo Cristian.

Kain asintió y Cristian le indicó que se sentara. El Inteleon también se sentó para escuchar la historia a pesar de que se la sabía a la perfección. Cristian comenzó a contar que se despertó sin memoria en una playa. Una vulpix llamada Kika le encontró y le ayudó a levantarse.

Después de un problema que tuvieron con unos pokémon, se unieron a un pokegremio de exploradores. Ahí vivieron muchas aventuras emocionantes, entre ellas viajar al futuro entre demás cosas. También contó que había salvado el mundo en dos ocasiones. Kain miraba al Lucario con los ojos brillosos tras escuchar esa historia.

- Parece que te has fascinado con mi historia –dijo Cristian mostrando una sonrisa en el rostro. –Bueno, como ya has rellenado los papeles, ya estás inscrito. Así que, Tike, ¿puedes acompañar a este pequeño a su habitación?

Eso último se lo preguntó al Inteleon.

- Entendido mi señor –dijo el Inteleon haciendo una reverencia.

- Perfecto, muchas gracias –dijo Cristian.

- Muchas gracias señor Tike –dijo Kain agachando la cabeza.

- No hay de que –dijo Tike algo sonrojado.

Tanto Tike como Kain se fueron a la habitación de este último. Esta estaba a las afueras del pokegremio, más específicamente en una especie de piso/mansión. Kain se quedó impresionado al ver eso.

- Ay la madre, que pasada –dijo Kain sin poder contener su asombro.

- Si, pensamos que un lugar así sería lo ideal para los que se unieran a este pokegremio. Un lugar tranquilo y relajante para que pudieran descansar –dijo Tike.

- Vaya, eso mola mucho –dijo Kain pegando brincos.

- Cómo se nota que es un niño, se ilusiona con la más mínima tontería –pensó Tike para sus adentros. – La verdad, es que me recuerda a mí cuando era un canijo de su edad.

Eso último lo pensó poniendo una expresión de tristeza, pero pasó de esos pensamientos porque no quería preocupar al pequeño Eevee.

- Bueno, vamos adentro, que debo mostrarte tu habitación –dijo TIke.

Kain asintió y ambos entraron al edificio/mansión pokémon. Cuando entraron, Tike le llevó a una habitación que aún no había sido ocupada por nadie.

- Vale, te quedarás en esta habitación. Mañana por la mañana te llamaremos para que empieces a hacer misiones –dijo Tike. –Ahora debes descansar.

Kain asintió y se dirigió a la pequeña cama.

- Muchas gracias por todo Tike –dijo Kain.

- No hay de que pequeño –dijo Tike acariciando la pequeña cabeza del pequeño pokémon.

Tras despedirse, Tike salió de la habitación para dejar dormir al pequeño. Cuando cerró la puerta, se fue a la sala de Cristian.

- Veo que ya has dejado al pequeño durmiendo –dijo Cristian sonriendo.

- Sí, pero me preocupa. Desde hace años que no vienen humanos a este mundo y eso me preocupa demasiado por si hay algo que estuviera pasando –dijo Tike algo nervioso.

- Pues habrá que investigar. Enviaré a mis mejores exploradores a investigar todo esto mañana por la mañana –dijo Cristian en un tono serio.

- Entendido –dijo Tike.

- Cariño, vamos a dormir ya, que tengo sueño –dijo una voz femenina.

- Ay, creo que ya estoy solicitado, bueno, me voy yendo ya, hasta mañana –dijo Cristian levantándose.

- Entendido señor, hasta mañana –dijo Tike despidiéndose.

Tras que se despidieran, Tike se fue a su dormitorio. ¿Qué aventuras le esperarán al pequeño TIke? Eso lo veremos en el siguiente episodio.

 

 

 

Continuará…

viernes, 24 de julio de 2020

Pokecuento gardevoir, mi amada princesa pokémon

Corría hacia mi habitación con el bol de cereales en la bandeja. Tenía que llegar rápido pues estaba a punto de comenzar un programa en poketube en donde participa esa linda gardevoir tan famosa por ser la pokémon de una princesa. No sé qué tiene pero me tiene locamente enamorado.

¿Yo? Yo me llamo Makoto, tengo 23 años recién cumplidos. Soy muy alto, de ojos marrón oscuro, pelo negro como el azabache y piel blanca. Sí, soy bastante normalito, pero que le voy a hacer yo. Me considero guapo, pero tampoco me lo tengo tan creído como algunos de mis compañeros de trabajo.

Sí, tengo un trabajo en un restaurante y me pagan bastante bien, para que nos vamos a engañar. EL jefe es muy majo y me trata como si fuera su hermanito pequeño, pues este tiene 30 años. Él sabe que llevo viviendo solo desde los 16 años porque mis padres murieron en un accidente de tráfico un día de verano dejándonos a mi hermana pequeña y a mí solos, por lo que me tuve que poner a buscar trabajo como un loco para poder mantener la casa.

Sí, tengo una hermana pequeña de 13 años que es lo más adorable de este mundo. Se llama Kaede y de lo poco que me mantiene cuerdo. Se parece mucho a mí, pero sus ojos son de un color azulado.

Bueno, mejor me dejo de palabrería, que el programa está a punto de empezar. Me senté en la silla y encendí el ordenador. Cuando ya estaba encendido, abrí poketube encontrándome con la sorpresa de que el canal que iba a estar emitiendo el programa dejó un aviso en la pestaña de comunidad diciendo que no iban a poder hacer el programa porque le han surgido varios problemas.

Justo cuando terminé de leer el mensaje me saltó una notificación de que esa linda gardevoir llamada Sakura. Rápidamente le di y me llevó a un vídeo en el que el título decía: necesito vuestra ayuda. ¿Nuestra ayuda? Tengo que ver este vídeo a la de ya. Tras unos segundos el vídeo comenzó.

- Por favor, necesito vuestra ayuda, un tipejo asqueroso ha secuestrado a mi maestra y pide una alta recompensa de 3 millones de poke-euros por ella o que yo me vaya con él para ser su esclava. El tipejo dijo que si se le derrotaba a un combate la devolvería sin pedir nada a cambio pero ninguno de los que habitamos el palacio podemos combatir contra él pues tiene un equipo muy poderoso, por eso os pido ayuda a vosotros. El combate iba a ser en el parque Federico García Lorca a las tres de la tarde  –dijo Sakura entre lágrimas.

Yo me quedé impresionado, me parece increíble que un tipejo asqueroso haga ese tipo de cosas solo por el dinero. No dudé en ningún momento y le dije que yo le ayudaría en todo lo posible pues en los comentarios solo estaban criticándola diciéndole que se jodiera, que la princesa se lo tenía merecido por no ser una princesa retacada e inocente.

Eso me daba coraje, por eso decidí que iba a rescatarla por esa linda gardevoir, es por eso que me arreglé y me llevé a mi hermana pequeña al parque. No tardé mucho en llegar pues vivía al lado. Allí vi a un tipo robusto, de piel algo morena y pelo rubio. Ahí también se encontraba Sakura y la princesa.

- ¿Así que tú eres el tipejo que va a ayudar a la putita gardevoir y a la princesucha? Vaya, veo que eres poca cosa, acabaré contigo en menos que canta un gallo –dijo el chico sacando de una ultraball a un abobasnow.

No dije nada y saqué a mi sceptile llamado Nico. Este lo atrapé cuando aún era un niño de 4 años y, desde ese día, éramos los mejores amigos. El abobasnow comenzó usando una ventisca que esquivamos con mucha facilidad. Cuando Nico estaba en el aire tras esquivar la ventisca, le ordené una combinación de ciclón de hojas y energibola que acertó a ese abosbasnow de lleno, lo cual hizo que se quedara casi sin energía.

El chico rubio se quedó impresionado al ver eso, pero recuperó la compostura y ordenó a su pokémon que usara rayo hielo, pero lo esquivamos también con mucha facilidad.

- Muy bien Nico, ahora usa tijera X –le ordené a mi querido pokémon.

Este obedeció sin rechistar y el abobasnow no pudo esquivarlo haciendo que se debilitara. El chico rubio se quedó impresionado sin saber que decir.

- Rubiales, te he vencido, ahora suelta a la princesa –dije en un tono serio.

El chico no dijo nada y se largó no sin antes hacer que su pokémon regresara a la pokeball.

- Pero, será cobarde el tío. Bueno chicas, ya sois libres, ¿podréis volver al palacio solas? –dije acercándome a ambas chicas.

- Sí, muchas gracias juju –dijo Sakura no sin antes dándome un beso en la mejilla que me dejó todo loco.

- No hay de qué –dije más rojo que un tomate.

- Bueno Sakura, ya es hora de volver. Por cierto, muchas gracias por ayudarnos, has sido muy amable. Ya buscaré la forma en la que agradecértelo –dijo la princesa haciendo una reverencia.

Esta era de estatura media, de piel morena, ojos rojizos y pelo castaño oscuro con californianas moradas.

- De verdad, no hace falta que me deis las gracias –dije negando con la cabeza.

- Pero creo que te mereces, así que vamos a tomar algo en ese bar –dijo la princesa señalando un bar bastante bueno en donde servían unas pizza de lujo.

Asentí con algo de timidez y nos fuimos a ese bar. Sakura se pidió una pizza diavola que tenía buena pinta.

- Vaya, así que te gusta el picante –dije curioso.

- Sí, me encanta, un día mi entrenadora me dio un poco de su pizza diavola y me la comí casi entera de lo rica que está –dijo Sakura con un tono de felicidad.

- Tía, casi pareces que quieres casarte con la pizza, relaja mujer –dijo la princesa intentando que su pokémon se relajara.

- Habla por ti Miyuki, que ya vas por la mitad de la pizza y eso que nos la acaban de traer –dijo Sakura con los mofletes inflados.

Yo comencé a reír como si no hubiera un mañana.

- Veo que os lleváis muy bien –dije sonriendo.

- Lo raro sería si no nos lleváramos bien, llevamos conociéndonos desde que yo era una cría de 4 años –dijo Miyuki sonriendo.

- Anda, como yo con mi Nico, nos conocemos desde que tengo 4 añitos y estos años que compartí con él no los cambiaría por nada en el mundo –dije con una sonrisa en el rostro.

- Eso es muy bonito la verdad –dijo Sakura con esa bella sonrisa que me dejaba tonto.

De verdad, no sé qué tiene esa gardevoir, pero me encanta demasiado.

- Oye, ¿te apetece que quedemos de vez en cuando? –preguntó Miyuki sonriendo.

- Por supuesto, por mí bien –dije asintiendo.

- Y por mí también –dijo Sakura.

- Siiii, así podremos jugar –dijo mi hermana pequeña con una efusividad que hizo que todos comenzaran a reir.

Mi sceptile asintió, por lo que nos pasamos los números de teléfono y, tras pasarnos los números de teléfono y, tras pagar la comida, nos fuimos cada uno a nuestra casa. Día tras día me enamoraba más de esa gardevoir. Su voz, su risa y todo de ella me volvía loco. Era tan amable y tierna que necesitaba de su amor.

Pero había algo que temía, y era el tema de que volviera ese tipejo que ahora sé que se llama Ryu. Sé que es un miedo tonto, pero no sé qué me da que va a volver a aparecer para hacer daño a esas dos. Aunque bueno, mejor no me rallo con eso y me voy a preparar los post de un blog mío que tengo porque una cosa que no os dije es que tengo un blog con 2000 seguidores en donde hablo de mi vida, de lo que hago, reseño videojuegos y otras cosas que se me vayan antojando.

Todos eran muy amables y cariñosos. Había algún que otro gilipollas que venía a insultar pero se le baneaba enseguida y todo arreglado. Además, con ese blog podía ganar algo de dinero por el tema de los anuncios que ponía, así que todo salía a pedir de boca. No es que ganara mucho, era más un ingreso extra por si acaso me quedaba sin trabajo, algo que no era muy probable.

Pasaron varios días y seguía viéndome con las dos chicas y era todo maravilloso, eran muy amables y las quiero mucho, pero mi amor por Sakura era más grande. Pero no se lo quiero decir por lo que podía pensar de mí. Además, pertenecíamos a dos clases sociales distintas y la sociedad no creo que acepte nuestra relación.

Sé que me debería dar igual lo que pensaran los demás, pero mi inseguridad es superior a mis fuerzas. De repente, mi móvil comenzó a sonar, sacándome de mi mente ida. Era Miyuki.

- ¿Qué pasó Miyu? –dije en un tono serio.

- Tío, tenemos un problema muy gordo. El gilipollas de Ryu ha secuestrado a Sakura –dijo Miyuki alterado.

- ¿Me lo estás contando en serio? –dije asustado.

- Sí tío, lo peor es que la zona en donde están es muy peligrosa –dijo Miyuki con la voz temblorosa.

- Miyu, relaja, tenemos que pensar en algo, y rápido –dije intentando relajar a Miyuki.

- Pero… -dijo Miyuki sin saber muy bien que hacer.

- Miyu, me has dicho que tenéis la ubicación exacta, ¿cierto? –dije en un tono serio.

- Exactamente, es un piso abandonado desde hace años –dijo Miyuki aún algo nerviosa.

- Vale, pues vamos a ir ahí y vamos a llevárnosla de vuelta –dije decidido.

- Makoto, sabes que te quiero, pero tu plan es un poco locura –dijo Miyuki.

- Nena, confía en mí, que tengo un plan que sé que va a funcionar –dije intentando convencer a Miyuki.

- Como no funcione te escogorcio –dijo Miyuki algo preocupada.

- Vale vale jaja. Anda, vamos al sitio este a rescatar a Sakura –dije decidido.

Miyuki asintió y me colgó para, seguidamente, mandarme la dirección de donde se encontraba Sakura. Yo le mandé la dirección a una policía  que conocía de hace años que nos ayudó en el momento en el que nos quedamos huérfanos mi hermana pequeña y yo. Esta me prometió que iría enseguida a donde estaba Sakura.

Mientras tanto, yo me dirigí al edificio y, al llegar, vi que Miyuki estaba ya ahí.

- Vale, ¿Cuál es tu plan? –dijo Miyuki con los brazos cruzados.

- Ya verás, ya verás jeje –dije en un tono travieso.

- ¿Qué vas a liar? –dijo Miyuki algo asustada.

- Yo no voy a liar nada –dije en el mismo tono travieso.

En ese mismo instante, la policía llegó.

- Hola Mako, hace tiempo que no nos vemos, ¿Cómo te encuentras? –dijo la policía sonriendo.

- Yo bien, ¿y tú como andas Yuka? –dije sonriendo.

- Yo bien la verdad, lista para llevarme al malo –dijo Yuka sonriendo.

Esta era algo más alta que Miyuki, su cabello era rubio platino y sus ojos azules. Su piel era muy blanca.

- Bueno, voy a entrar, vosotros quedaros aquí y esperarme –dijo Yuka entrando en el edificio.

- Espero que le vaya bien –dijo Miyuki.

- Le va a ir bien, no te preocupes –dije con esperanzas.

- Pero… ¿cómo piensa salvar a mi Sakura? –dijo Miyuki algo asustada.

- A ver, primero engadusa a sus enemigos y hacen que declaren y se entreguen –dije sonriendo.

- Espero que funcione… -dijo Miyuki no muy convencida.

- Miyuki, confía en mí, ya verás cómo funciona todo esto –dije poniendo una mano sobre su hombro.

Tras un rato, Yuka salió del edificio con Ryu con las esposas puestas y con Sakura que, al verme, se abalanzó hacia mí dándome un beso en los labios que me dejó más tonto que para qué.

- Ha sido muy fácil engadusarlo si os digo la verdad. Me lo llevo para meterlo en la cárcel. Nos vemos otro día Makoto –dijo Yuka en un tono de orgullo.

- E-entendido –dije aún un poco tonto por ese beso que me dio Sakura.

Tras que Yuka se fuera con Ryu, tanto Miyuki como Sakura como yo nos fuimos al centro pokémon para curar a Sakura, pues tenía unas heridas en el labio y algunas partes del cuerpo. Tras eso, juré proteger a Sakura por encima de mi vida y así fue. Y bueno, resulta que Sakura da mucha caña jejeje.

Fin.

Bueno, he aquí un pokecuento escrito sin ganas basado en una historia que escribí hace años. No me ha gustado como ha quedado pero bueno, que le voy a hacer. Sin más, me despido y, hasta la próxima.

domingo, 28 de junio de 2020

Pokecuento viejo 3: por siempre te protegeré

Siento no poder subirlo en formato de vídeo, pero el pokecuento es bastante largo y no se puede subir así como así.
Esta vez lo subo a mediafire para que lo descarguéis de ahí. También podéis convertirlo en formato MP3 con algún programa de transformación de vídeo a audio que queráis. 

viernes, 17 de abril de 2020

Pokecuento sceptile: Pokémon verde del corazón.

Miyuki era una niña de 5 años muy linda y hermosa, de largo pelo negro, ojos rojos, piel morena y bastante alta para su edad. Siempre había adorado los juegos de pokémon, sobretodo los mundo misterioso. Era una saga que le marcó desde que los jugó hace ya un año. Su juego favorito, el exploradores del cielo, lo cuidaba como oro al paño, nunca se separaba de él.
Aún recuerda cuando apareció grovyle, un pokemon que tiene una apariencia de lagartija con una hoja larga en su cabeza y, en sus brazos, tiene unas hojas afiladas.

A Miyuki le parecía bastante mono, aparte, su personalidad le volvía loca. Con el paso de los años, Miyuki jugó a todos los juegos de Pokémon existentes y, en todos ellos, llevaba un Treecko llamado Nico. Siempre piensa que es su inicial verdadero ya que nunca se separa de él. No sabe el por qué le gusta tanto, es como si tuviera una conexión con él.

A veces sueña que ese pokemon que tanto le gusta se convierte en un joven apuesto de cabello castaño, ojos rojos y muy alto. No entendía el por qué ocurría eso, pero era feliz igualmente pues se sentía protegida por ese ser tan apuesto. 

Cuando Miyuki cumplió 18 años hace ya unos meses, se fue a un mercadillo navideño para poder comprar alguna cosa que le guste ya que, desde hace 2 años, vive sola. Cuando llegó al mercadillo, se fue a un puesto en el que había un montón de videojuegos antiguos, tanto de ds como de Game Boy. Esta, emocionada, quiso comprar alguno que no tuviera. De repente, se fijó en un juego de la ds que nunca vio antes, este era de color verde brillante y en la pegatina del juego ponía: Pokémon verde del corazón.

- Wow, ¿y este juego? -dijo Miyuki, sorprendida y curiosa al mismo tiempo.

- Es un fanmade de mi hijo que murió hace unos años. Siempre quiso regalárselo a la chica que le gustaba, pero se distanciaron por el trabajo de la muchacha y no se volvieron a ver. Además, los padres de la chica me dijeron que la chica sufrió un accidente y perdió parte de la memoria -explicó el dependiente.

Ahí Miyuki se sorprendió ya que recuerda que sus padres le contaron que sufrió un accidente de tráfico, pero pensó que era una simple coincidencia.

- Si solo tiene esa copia, quiero que se la dé a la chica que le gustaba a su hijo, no quiero apoderarme de algo que no me pertenece -dijo Miyuki algo triste.

- No te preocupes cielo, tengo muchas copias que hice por si acaso jeje. Puedes tomarlo si quieres, además gratis, cortesía de la casa -dijo el señor sonriendo.

- ¿En serio? Bieeeen, muchas gracias -dijo Miyuki, feliz.

El señor, sonriendo, le dio el juego y Miyuki no paró de agradecérselo muchas veces. Cuando llegó a casa, cogió su nintendo ds vieja y puso el juego para ver si funcionaba. Para su sorpresa, si funcionaba, por lo que no dudó en ningún momento y se puso a jugarlo como una viciada fuera. El principio del juego era similar que pokémon diamante, pero con cosas diferentes, como el rival, que era algo más tranquilo y no tan alocado como Israel.

Cuando llegó el momento de ir al lago Veraz, vio que había un personaje al que no conocía en absoluto. Se acercó hacia él para, seguidamente, hablar con él. Lo que le dijo le sorprendió demasiado.

- Toma, ten a este pequeño Treecko, creo que te puede ayudar -dijo el señor misterioso.

- ¿Qué carajos? ¿Un treecko, así por la puta cara? -Pensó Miyuki sorprendida. -Bueno, será parte del juego supongo, le pondré Nico cuando me deje elegir el mote.

Eso fue lo que pensó para tranquilizarse, porque si no se iba a rayar demasiado. Fue al lago Veraz junto a su rival, el cual le estaba esperando en la entrada.

- Vamos a entrar Miyu... espera, ¿qué tienes ahí? -dijo el rival, el cual parecía sorprendido al ver que su rival tenía una pokeball en la mano.

- ¿Esto? es una pokeball que me dio ese señor mayor que siempre vemos en la salida del pueblo -contestó el personaje que manejaba Miyuki y, en ese momento, a la chica casi le da algo.

- Mi personaje... ¿acaba de hablar? -dijo Miyuki en voz alta. -bueno, será algo nuevo del juego, no sé por qué me sorprendo tanto por estas cosas.

Eso último lo pensó llevándose la mano derecha a la cabeza porque le estaba comenzando a doler un poco debido a todas las cosas que estaban pasando. Cuando el rival y el personaje de Miyuki, vieron al profesor Oak y al personaje masculino del juego, pero estaba algo cambiado, ya que tenía el pelo rojizo en vez de negro. También parecía que era algo largo hasta los hombros.

El personaje femenino tenía el pelo rojizo también, pero era cortito.
Cuando tanto el profesor y su ayudante vieron a los dos personajes, se acercaron a ellos para hablar con ellos.

- Hola pequeños niños, ¿habéis venido a ver si podéis ver al Pokémon del lago? Siento deciros que aquí no encontraréis nada, ya hemos estado buscándolo y no lo hemos podido encontrar -dijo el profesor Serbal.

- Pues vaya mierda, pero bueno, tendremos que ir a buscarlo en otra parte, ¿no Miyu? -preguntó el rival al personaje de Miyuki.

- Nah, yo paso, creo que iré a desafiar a los líderes de gimnasio y a participar en algún que otro concurso, que eso me interesa más que tener un legendario la verdad -dijo el personaje de Miyuki.

- Eres una aburrida tía, pero vale, lo que tú digas -dijo el rival.

Total, que después de esa frase, el profesor y su ayudante se fueron al laboratorio.

- Bueno, creo que deberíamos irnos a casa -dijo el rival llamado Keith.

- Está bien -dijo el personaje de Miyuki.

Miyuki estaba tan enganchada al juego que no podía parar, era una adicción.

- Este juego tiene una pintaza increíble, voy a seguir jugando, aunque sea un poco más -dijo Miyuki emocionada. – Ahora que lo pienso, no vi las estadísticas de mi pequeño Nico. Voy a verlas ahora.

Eso lo dijo antes de ir a ver las estadísticas. Cuando las miró, se quedó sorprendida al ver que ese pequeño treecko era muy fuerte a pesar de estar en su primera fase evolutiva.

- Madre santa, mi pequeño Treecko va a partir cabezas. Bueno, voy a continuar, aunque sea un poco más. que quiero terminar esto de una vez -dijo Miyuki feliz.

Tras decir eso, se fue al siguiente pueblo, pueblo Arena. Ahí vio al personaje masculino del juego, que le estaba esperando.

- Hola, ven conmigo, que he de enseñarte lo básico, aunque seguro que ya lo sabes todo, pero ya sabes, el profesor me obliga a hacerlo a pesar de que la gran mayoría de entrenadores saben lo que es el centro pokémon y la tienda pokémon -dijo este en un tono serio.

- Está bien -dijo el personaje de Miyuki.

- Vaya, me ha gustado eso jaja, vaya forma más sutil de decir que esos tutoriales ya cansaban -dijo Miyuki riendo.

Tras que le mostrara todo, el ayudante le dio unas pokeballs para, seguidamente, irse al laboratorio.

- Bien, ahora a continuar con este juego -dijo la chica emocionada.

Miyuki fue avanzando por la ruta mientras miraba embelesada los gráficos del juego que, a pesar de estar echos con los de la ds, se veían más pulidos y cuidados. Cuando Miyuki llegó a ciudad Jubileo, vio que había un chico que, al ver al personaje que manejaba la chica, se acercó a ella y le dijo:

- Perfecto, ten esto -dijo este dándole un objeto el cual era el lazo de la promesa.

En ese momento a Miyuki le dio un dolor de cabeza. Sentía que conocía ese lazo pero no recordaba de que.

- Ay, mi cabeza, como me duele coño. ¿por qué siento que conozco ese lazo? -dijo Miyuki llevándose la mano a la cabeza.

De repente, se acordó de que tenía un lazo en la muñeca. Lo miró fijamente y le volvió a doler la cabeza. Miyuki no entendía el por qué le dolía tanto, pensaba que solo era una coincidencia que le dieran un lazo.

- Bueno, mejor no pienso en eso ahora, voy a continuar jugando un rato -pensó Miyuki.

Tras que el personaje se fuera, Miyuki miró la descripción de ese lazo de la promesa. Su descripción era la siguiente:

"este lazo potencia todas las estadísticas del pokémon que lo porte, solo funciona con treecko y sus evoluciones."

- La virgen, este lazo es la hostia hablando claro, ahora mismo se lo pongo a mi pequeño Nico -dijo Miyuki feliz.

Miyuki le puso el lazo a su Nico y continuó su aventura. El juego era un vicio, tenía una buena historia que relataba la aventura de una entrenadora que combatía en los gimnasios y participaba en los concursos pokémon. Con el tiempo el treecko evolucionó en un poderoso sceptile.

Tras combatir en el último gimnasio, fue al Centro Pokémon para que sus pokémon recuperaran fuerzas. Después de eso, salió del Centro Pokémon de ciudad Canal para, seguidamente, ir a la liga pokémon. Tardó un rato, pero por fin llegó a ese lugar para enfrentarse al alto mando. No le costó demasiado, ya tenía una estrategia pensada desde el principio.

Pensó que la campeona iba a ser Cintia, pero se sorprendió al ver que el campeón era nada más y nada menos que su rival.

- Anda, aquí estás Miyuki, has tardado mucho, te he estado esperando durante días. Ahora, combatamos, que quiero ganarte de una puta vez -dijo el rival.

- Entendido, combatamos -dijo el personaje de Miyuki en un tono serio.

En ese momento comenzó el combate. A Miyuki le costó mucho el combate, tanto, que solo le quedaba su Nico y, a su rival, le quedaba el inicial, el cual era un infernape y un staraptor.

- Genial, de puta madre, ¿qué hago ahora? Nico está débil y no quiero que sufra aún más -dijo Miyuki desesperada.

En ese momento, Nico usó un ataque nuevo sin que Miyuki seleccionara nada. Este ataque se llamaba espadas de la esperanza. Esto hizo que el staraptor se debilitara.

- La madre, esto sí que no me lo esperaba la leche. Perfecto, ahora solo queda derrotar al infernape, a ver si le gano, que ya tengo ganas de ver el final de este juego -pensó Miyuki emocionada.

Y, así, comenzó la batalla contra el infernape. Nico volvió a usar el mismo ataque que antes, el cual dejó a ese mono de fuego con la vida en rojo. Miyuki se asustó al pensar que se activaría la habilidad mar llamas del infernape, pero con suerte el giro fuego que iba a usar fue esquivado por el sceptile. La chica suspiró tranquila y ordenó a Nico que usara recurrente. De un solo golpe consiguió quitarle la vida que le quedaba al mono de fuego.

Miyuki estaba feliz por haber terminado el juego, le había gustado mucho, pero, tras los créditos, salió un mensaje que decía lo siguiente:

"Miyuki, recuérdame por favor…"


- ¿Qué te recuerde? Pero, ¿quién eres? -dijo Miyuki dudosa.

En ese momento la ds mostró un flash lo cual hizo que Miyuki cerrara sus ojos. Al abrirlos Miyuki se llevó el mayor susto de su vida. Ahí, frente a ella, estaba ese sceptile de su juego.


- Por fin puedo volver a verte mi pequeña fierecilla -dijo ese pokémon acariciando la cabeza de su entrenadora.


- ¿pequeña fierecilla? -dijo Miyuki dudosa.

- Ah, cierto, no me recuerdas... por culpa de ese accidente... -dijo ese sceptile triste.

- ¿Accidente? -dijo Miyuki aún en ese tono dudoso.

- Si, ¿recuerdas que ese señor mayor dijo que la mejor amiga de su hijo sufrió un accidente? -dijo ese sceptile.

- Si, lo recuerdo -dijo Miyuki seria.

- Pues bien, esa amiga eras tú -dijo ese sceptile serio.

En ese momento Miyuki se quedó en shock, no sabía que decir.

- Si no me crees, te lo mostraré -dijo el sceptile chasqueando sus dedos.

Lo hizo y, en ese momento, muchas imágenes aparecieron en la cabeza de Miyuki y lo recordó todo. El momento en el que estaba jugando con el niño de sus sueños y este, al cruzar la calle, estuvo a punto de ser atropellado pero Miyuki lo impidió empujando a ese niño. No se lo podía creer, había perdido a un amigo y ella no lo recordaba pues estaba en coma tras que el coche la atropellara.

- Y..., ¿sabes por qué el niño a muerto? -dijo Miyuki aún sorprendida por lo que acababa de ver.

- Murió por la depresión de no saber si volvería a ver a su amiga, bueno, más bien, morí -dijo el sceptile mirando sus manos.

En ese momento Miyuki le miró a los ojos fijamente sorprendida sin saber que decir.

- Si, soy yo, tu mejor amigo Nico -dijo el sceptile mirándola a los ojos también,

Justo en ese momento, un ruido hizo que el sceptile llamado Nico desapareciera de la vista de Miyuki. Ella le pidió que no se fuera, que estuviera más con ella y que no la abandonara pero, en ese preciso instante en el que formuló esas palabras, despertó en la camilla de un hospital. Sus padres estaban a su lado preocupados por su hija.

- Hija, menos mal que abriste los ojos -dijo la madre cogiendo una de sus manos con lágrimas en sus ojos.

- Madre, ¿qué me pasó? -preguntó la muchacha llevándose una de las manos a la cabeza.

- No contestabas a nuestras llamadas y nos preocupamos y, al entrar a tu casa gracias a la policía, nos encontramos con que estabas desmayada en tu cama con la consola encendida -dijo la madre, la cual cogió la otra mano de su hija.

Miyuki se quedó en shock, no sabía que contestar.

- Hija mía, no llores mi pequeña, está todo bien -dijo el padre.

- Pero... yo estaba con...-dijo Miyuki aún con las lágrimas en los ojos.

-¿Con quién mi pequeña? -dijo la madre preocupada.

- Con Nico...- dijo la muchacha secándose las lágrimas.

- Así que por fin le recordaste -dijo el padre cogiendo una de sus manos.

- ¿Recordarle? -dijo Miyuki sorprendida.

- Sí, él era tu mejor amigo desde críos, pero, en el accidente, lo olvidaste, como si nunca lo hubieras conocido. A veces escribías historias con el nombre de Nico, como si tu inconsciente intentase recordarlo -dijo el padre.

- ¿Y por qué no me dijisteis nada? -dijo Miyuki entre lágrimas.

- El médico nos recomendó decirte nada, por si volvías a desmayarte o algo por el estilo. Pensó que era mejor que intentaras recordar todo por tu cuenta -dijo la madre.

- Entiendo... -dijo Miyuki aún llorando.

- Anda, ven aquí que te demos un abrazo -dijo el padre rodeando a su hija con sus brazos.

La niña abrazó a sus padres aún con lágrimas en los ojos, pero al rato se le pasó y pudieron dejar a su casa. Miyuki, al entrar en su habitación, vio que su ds estaba ahí, por lo que la cogió para encenderla y ver si todo estaba en orden.

Y así era, estaba todo en donde lo había dejado. Y ahí estaba Nico. Miyuki esbozó una sonrisa y acarició la pantalla.

- Aunque no te recuerde del todo, siempre vivirás en mi corazón, mi querido Nico -dijo Miyuki aún  con la sonrisa en el rostro.

En ese momento Miyuki sintió un beso en su mejilla y escuchó una voz que le dijo.
- "Yo también te tendré en mi corazón, mi pequeña Miyuki" -dijo esa voz.

Y, así, Miyuki estuvo jugando a ese juego para verse con su querido Nico. Cada vez que podía iba al mercadillo para ver al padre de su difunto amigo para hablar con él y hacerle compañía, incluso llegó a contratarla para que le ayudara en la tienda. Así estuvo hasta que, un día, un chico apareció en la tienda y, al cruzarse la mirada de ambos jóvenes, se reconocieron al instante y se fundieron en un largo abrazo.

- Por fin volvernos a vernos Nico -dijo Miyuki feliz.

- Si, al fin nos volvemos a encontrar. mi querida entrenadora -eso lo dijo Nico, sonriendo también.

Fin.

sábado, 22 de febrero de 2020

Todos mis pokecuentos en formato MP3 y MP4

Aquí tenéis todos mis pokecuentos echos en formato MP3 y MP4, conforme vaya haciendo más los pondré tanto en texto como en formato MP3 por aquí. Espero que os guste.
https://drive.google.com/drive/u/2/folders/1QH1n8FYwWwSMl6wS31E61NueJKt1munX

lunes, 18 de noviembre de 2019

pokecuento darkrai: el amor de un pokemon tipo siniestro

Darkrai es un Pokémon tipo siniestro que produce pesadillas tanto a humanos como a pokemon pero, ¿Lo hace queriendo o sin quererlo? Mucha gente dice que lo hace queriendo y que es un ser horrendo que odia a la humanidad. Bueno, en cierta parte tienen razón.

Darkrai odia a la humanidad, pero no quiere rebajarse a su nivel, es por eso que se oculta una isla, para evitar causarles pesadillas. Pero, como siempre, hay humanos que quieren más poder, es por eso que van a intentar capturarlo sin éxito. Darkrai estaba harto de todo eso y siempre se preguntaba el porque le pasaba eso. A veces pensaba que era una maldición dada por arceus, el dios de ese mundo. Otras veces pensaba porque era por ser él mismo en un pasado, por ser un Pokémon amable y bueno que nunca le hacía daño a nadie. Pero todo cambió cierto día en el que conoció a una chica muy bonita llamada Friya. Ambos se enamoraron a primera vista, pero los padres de la muchacha no querían que estuviera con un Pokémon, si no con un hombre que era muy machista y misógino.

A Darkrai no le gustaba eso pero no pudo hacer nada por evitar la boda. Tras eso, vio como su amada era violada por ese hombre. Tras eso, el hombre la asesinó brutalmente para, seguidamente, mentir diciendo que su esposa se había suicidado por problemas mentales. Darkrai no lo dudo y asesinó a ese mal hombre haciéndole pagar por todo lo que hizo. Darkrai no siente arrepentimientos por lo que hizo, de echo, se sintió bastante bien. Pero sabía que no debía hacerlo pues estaba mal.
Tras lo ocurrido, se fue a esa pequeña isla en la que hizo su vida con normalidad.Un día que iba a recoger bayas se encontró con una niña de ocho años muy bonita que estaba perdida en el bosque. Darkrai no lo dudó y se la llevó a la mansión en donde vivía. Ahí le dejó bebida y agua para que comiera un poco.

- Pequeña niña, ¿Donde están tus padres? -preguntó darkrai preocupado.

-No tengo padres, ellos murieron en un accidente de barco -dijo la niña algo triste.

- Eso es terrible, lo siento por la perdida -dijo Darkrai.
- No te preocupes, es algo con lo que debo de convivir supongo -dijo la pequeña algo triste.

- Supongo -dijo Darkrai. -por cierto, ¿Cómo llegaste aquí? -
Eso último lo preguntó algo curioso.  
- En barco. Un marinero muy majo me trajo aquí porque yo se lo pedí. Quería venir porque sabía que había un Pokémon que estaba solo y sin nadie que le protegiera y quería ver si era verdad. 

- ¿Protegerme? -preguntó darkrai, impresionando, ante tal revelación.

- Si, no preguntes el por qué, pero siento que debo protegerte. Mi corazón me dice eso jeje -dijo la niña con una sonrisa en su rostro. 

Darkrai se sonrojó y no sabía el por qué.


- Está bien jeje, puedes quedarte conmigo si es lo que deseas -dijo Darkrai con una sonrisa en su rostro. 


La niña, feliz, se lanzó hacia Darkrai para darle un abrazo. Desde ese día ambos vivieron juntos. Ambos eran felices y siempre estaban juntos, tanto en las cosas buenas como en las cosas malas. 


A pesar de ser tan diferentes, ambos se llevaban muy bien, demasiado de echo. Son tal para cual, se entienden a la perfección, como si se conocieran de toda la vida. Lo hacían todo juntos, incluso dormían juntos como si fueran hermanos o una pareja. 

La niña llamada Karol se volvió una hermosa mujer con el pasar de los años. Su cabello negro era tan largo que casi parecía Rapunzel, sus ojos azules eran muy brillantes y su piel era muy pálida. 


Darkrai siempre protegía a su entrenadora ya que le había cogido mucho cariño, incluso más de la cuenta. Llegó a enamorarse de Karol, pero no quería decírselo por lo que pudiera pasar, aparte de que no quería que se volviera a repetir lo que ocurrió hace años.

 
- Darkrai, ¿Sabes que eres lo más preciado que tengo? -dijo Karol dándole un abrazo. 


- Si, lo sé jeje -dijo Darkrai acariciando la cabeza de la joven.


La muchacha sonrió y besó la mejilla del Pokémon, lo cual hizo que se sonrojara aún más de lo que ya estaba. Darkrai era feliz con esa niña, su dolor había disminuido con creces y sentía que no iba a estar solo nunca más. El problema es que sabía que, tarde o temprano, la niña moriría y volvería a estar solo otra vez. 


El no quería que ocurriera eso, pero era algo que no podía evitar aunque quisiera. Es por eso que siempre la protegía de todo mal, aunque eso significara que el acabase herido, pero le daba igual. No quería que pasara lo que pasó en un pasado, era algo que debía de impedir a toda costa. 


A Karol no le gustaba que se arriesgara tanto ya que le preocupaba su preciado darkrai. Era el único ser que se había quedado con ella pues, desde que sus padres murieron en aquel accidente, nadie quiso encargarse de ella porque, según ellos, era la oveja negra de la familia y debía morir. Es por eso que decidió escapar lejos para no tener que soportar tanta mierda.

Ambos eran almas que se necesitaban la una a la otra, eran seres incomprendidos en un mundo llenos de monstruos despiadados que solo sabían criticar a los demás y hacerles la vida imposible.


Si no se hubieran encontrado, no hubieran seguido vivos durante mucho tiempo. Y así pasaron los años, años que disfrutaron demasiado. Pero como Darkrai sospechó, su amada Karol murió por la edad. Pero ahí supo que hacer.


Cogió el alma de su amada Karol y ahí se dio cuenta de que esa alma era la de Friya. Ahí se quiso matar por no haberse dado cuenta antes de eso. En ese momento, Cresselia, una Pokémon legendaria, apareció en esa casa. 


- Darkrai -dijo esta en un tono amable. 

- Cresselia, no hice nada malo en estos años, no sé qué haces aquí -dijo Darkrai en un tono frío y cortante. 


- Lo se, lo se -dijo Cresselia. 


- Entonces, ¿Qué haces aquí? -dijo Darkrai impresionado. 


- Bueno, solo venía a darte un mensaje de arceus -dijo Cresselia en el mismo tono amable. 

En ese momento Darkrai se puso delante del alma de su amada, protegiéndola. 

- Ni se te ocurra hacerle nada a mi amada -dijo Darkrai cabreado. 


- Tranquilo fiera, no voy a robarla para entregársela a arceus, solo quería decirte que arceus quería darle una oportunidad de vivir por toda la eternidad a tu amada -dijo Cresselia con esa misma sonrisa. 


En ese momento Darkrai no supo que decir. Estaba demasiado sorprendido como para decir algo. Pasados unos minutos, logró gesticular unas palabras. 


- Cresselia, si eso es verdad, por favor, hazlo, quiero que mi amada viva por siempre -dijo Darkrai nervioso. 


- Tranquilo, ahora lo hago -dijo Cresselia calmada. 


En ese momento usó un poder que hizo la alma de la amada de Darkrai se convirtiera en un Pokémon, nada más ni nada menos en una meloetta variocolor. Darkrai, sin dudarlo, abrazó a esa Meloetta. La Meloetta hizo lo mismo. 


Al fin las dos almas estaban juntas de nuevo, pero esta vez, iban a estar juntas por siempre.
Fin